Irak2 (en árabe: العراق Al-‘Irāq), oficialmente República de Irak (جمهورية العراق, Jumhūriyyat Al-‘Irāq) (en kurdo: كۆماری عێراق, Komara Îraqê), es un país del suroeste de Asia que abarca la mayor parte del noroeste de la cadena montañosa de Zagros, la parte oriental del desierto de Siria y la parte norte del desierto de Arabia.3 Comparte fronteras con Kuwait y Arabia Saudita al sur, Jordania al oeste, Siria al noroeste, Turquía al norte, e Irán al este. Tiene una estrecha franja de costa en Umm Qasr en el golfo Pérsico. Hay dos grandes ríos: el Tigris y el Éufrates. Estos proporcionan tierras en donde desarrollan la agricultura, en contraste con el paisaje desértico que abarca la mayor parte de Asia Occidental.
La capital, Bagdad, está en el centro-este. La historia de Irak se remonta a la antigua Mesopotamia. La región entre los ríos Tigris y Éufrates se identifica como la "cuna de la civilización" y el lugar de nacimiento de la escritura. Durante su historia, Irak ha sido el centro de los imperios acadio, asirio, babilónico y abasida, y parte del aqueménida, macedonio, parto, sasánida, omeya, mongol, otomano, y británico.4
Desde la invasión a Irak, una coalición multinacional, principalmente estadounidense y británica, ha ocupado el país. El conflicto subsecuente ha tenido gran trascendencia: el aumento de la violencia civil, política desglose, la eliminación y ejecución de ex-presidente Saddam Husein, y los problemas en el desarrollo del equilibrio político, económico y el uso de las reservas de petróleo del país. De acuerdo con el Failed States Index, Irak ha surgido recientemente como el segundo país más inestable,5 después de Sudán.6 En el marco del control de militares de los Estados Unidos, Irak desarrolla una democracia parlamentaria compuesta por 18 provincias (muhāfadhāt).
sábado, 8 de enero de 2011
Congo Colonización
El Estado Libre del Congo o Estado Independiente del Congo (en francés État Indépendant du Congo) fue un antiguo dominio colonial africano, propiedad privada del rey Leopoldo II de Bélgica, cuyas fronteras coinciden con la actual República Democrática del Congo. El Congo fue administrado privadamente por el rey Leopoldo entre 1885 y 1908, año en que el territorio fue cedido a Bélgica.
Durante el período en que fue administrado por Leopoldo II, el territorio fue objeto de una explotación sistemática e indiscriminada de sus recursos naturales (especialmente el marfil y el caucho), en la que se utilizó exclusivamente mano de obra indígena en condiciones de esclavitud. Para mantener su control sobre la población nativa, la administración colonial instauró un régimen de terror, en el que fueron frecuentes los asesinatos en masa y las mutilaciones. Debido a esto y otros factores relacionados, hubo un elevadísimo número de víctimas mortales: aunque es imposible realizar cálculos exactos, la mayoría de los autores mencionan cifras de entre cinco y diez millones de muertos.
A partir de 1900, la prensa europea y estadounidense comenzó a informar acerca de las dramáticas condiciones en que vivía la población nativa del territorio. Las maniobras diplomáticas y la presión de la opinión pública consiguieron que el rey belga renunciase a su dominio personal sobre el Congo, que pasó a convertirse en una colonia de Bélgica, bajo el nombre de Congo.
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